Capítulo 1.3

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El comité ejecutivo de la Fiesta Vespertina estaba ubicado en el 3er piso de la gran sala.

La toma de decisiones en el comité la realizaban tres personas; un representante de los profesores, un representante de los estudiantes, y el director de la academia. Para evitar que los adultos influenciaran en el proceso de manera excesiva, el estudiante era designado presidente del comité para balancear la distribución del poder.

Y en este momento, una reunión estaba a punto de celebrarse en una pequeña sala.

En una esquina de la sala, el representante de los profesores estaba teniendo una amistosa charla con su asistente. Una alfombra escarlata cruzaba el piso, y cortinas rojo vino colgaban de las paredes. Una gran mesa con estilo Victoriano estaba preparada en el centro. Había cuatro sillas ubicadas a su alrededor, y el presidente del alumnado ya estaba sentado en una de ellas.

Un prisma triangular hecho de mármol tenía las palabras “Presidente Cedric Grandville” escritas en él.

Ese era el nombre del joven sentado en la silla. Con un pequeño cuerpo y contextura delgada, casi lucía como una chica. El aire que emanaba era uno de linaje aristocrático. Cruzando las piernas con elegancia, estaba bebiendo té negro en un vaso chino.

Las viejas puertas se abrieron, revelando a una chica que había ingresado.

Sus rasgos eran simples y no causaba ninguna clase de impresión duradera. Sin embargo, había una paloma blanca descansando en su hombro, lo que la hacía destacar un poco.

El joven bajó su vaso, y le hizo señas a la chica para que se acercara.

“Ah, has vuelto, Ravena. Tengo un chisme que estoy seguro que te resultará interesante. Es sobre el Segundo Último— parece que de alguna manera, está decidido a buscar a Charlotte Belew.”

Bajando la voz, él habló tan suavemente que la chica apenas pudo oírlo.

“Es tan sentimental, en serio. Una persona tan gravemente herida trabajando hasta los huesos por el bien de una chica, quien es una enemiga que tendrá que enfrentar eventualmente en la Fiesta Vespertina. Debo decir, T-Rex es inesperadamente popular.”

Los hombros de la chica temblaron intensamente, y miró sin palabras al joven.

“No tienes permitido acercarte a él.”

Los ojos de la chica se abrieron de par en par. Parece que la decisión del joven era extremadamente difícil de aceptar para ella.

“¿Lo entiendes, verdad? Ya te dije que si divagas a mitad de camino me molestaré mucho.”

El joven le sonrió animadamente, pero había veneno en medio de esa sonrisa conforme hablaba.

“Quiero decir, probablemente te metas en problemas, ¿sabes? Las cuarenta horas que acordamos ya están corriendo. Y debido a tu fracaso estúpido, ahora la situación ha empeorado.”

La chica se mordió el labio, su mirada temblaba mientras titubeaba.

El joven se rió ligeramente, luego chasqueó los dedos.

En ese instante, el cuerpo de la chica empezó a cambiar.

Su cabello y su piel comenzaron a caer como los pétalos de una flor, revelando un color nuevo, más fresco, debajo.

Su cabello brillaba con un color dorado, y su piel se tornó de un deslumbrante blanco.

La paloma sobre su hombro empezó a cambiar su forma, adoptando la forma de un dragón color acero.

Notando el cambio, el profesor miró en su dirección. El joven también tenía una mirada de sorpresa en su rostro al ver a la chica. Sólo quedaba una sola ruta para ella. La chica rápidamente saltó por la ventana.

Montando al gran dragón, se desvaneció hacia lo alto en el cielo.

Si alguien fuera a mirar su figura mientras desaparecía, dirían sin lugar a dudas que esa era Charlotte Belew.




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