Capítulo 5.2

Página Anterior     *     Página Siguiente

Raishin miró a la inesperada visitante, atónito ante su repentina aparición.

No había manera de que pudiera equivocarse. Su encantadora belleza era exactamente como la primera vez que apareció frente a él hace dos años. De ninguna manera inferior a las muñecas que creó, tenía una belleza deslumbrante similar a la de cualquiera de ellas. Además, los voluptuosos pechos que habían cautivado a Raishin eran tan sensuales como siempre.

Como aquella noche, había una hermosa chica acompañándola esta noche también. Su rostro se parecía al de Yaya, pero tenía cabello plateado y sus ojos eran más solemnes. Además, era un poquito más alta.

“Shouko, por qué…”

Ella posó un dedo a sus labios.

“Raishin. ¿Pasa algo?”

El apuesto casero se asomó por la oficina con una mirada dudosa en su rostro. Raishin pensó “oh, mierda”, pero logró decir,

“Nada. Todo está bien.”

El casero retiró su cabeza.

— ¿No puede verlas?

“Vayamos a tu habitación.”

Shouko le susurró en el oído. El ligero aroma de su fragancia a jazmín hizo que el casero frunciera el ceño sospechosamente, pero ni siquiera en sus más salvajes sueños podría adivinar que allí había una belleza incomparable.

Un arte mágica para ocultar la presencia de uno. Eso era algo para lo que la máquina hermana de Yaya, Komurasaki, tenía habilidad.

Habiendo entendido la situación, Raishin fingió un aire de ignorancia hacia el casero mientras se retiraba de regreso a su habitación.

Si fuera honesto, lo único que quería hacer en ese momento era ir a buscar a Charl, pero como Shouko se había tomado la molestia de visitarlo, no era alguien a quien podía restarle importancia.

Volviendo a su habitación, apenas Yaya había saltado hacia él se detuvo por la sorpresa.

“¡Shouko!”

Shouko la miró de la manera que una madre miraba a su hijo,

“Te ves muy enérgica, Yaya.”

“Sí. Yaya está funcionando dentro de los parámetros normales.”

“Si estás funcionando normalmente, ¿por qué hay marcas de lágrimas en tu rostro?”

Alguien abruptamente interrumpió. La bella chica que caminaba detrás de Shouko regañó a Yaya.

Yaya dio un paso atrás, con su cautela al máximo.

“… ¿Desde cuando estabas ahí, hermana Irori?”

“¿Oh? ¿No eres consciente de la cantidad de invitados que tienes? ¿O se te dañaron los ojos? ¿Sólo los tienes de adorno?”

“Eso fue sarcasmo. Yaya está totalmente concentrada.”

“Con una actitud como esa, seguramente no has causado más que problemas a Raishin, ¿no?”

“E-Eso no es verdad…”

“¿Así que no has tenido fantasías salvajes sobre Raishin ni te has ofendido, ardiendo de celos por tus sospechas equivocadas, llorando, perdiendo el temperamento, y poniéndote furiosa por los celos?”

“N-N-N-No, no lo he hecho…”

“En serio, deberías aprender de Komurasaki. Ella no se queja por asignarle tareas simples, no se pierde en fantasías amorosas, y sólo se esfuerza por cumplir con su deber. En primer lugar, tú—”

“Uu… Mi hermana siempre es mala conmigo…”

Ignorando a las dos hermanas, Raishin le tendió una silla a Shouko y preparó algo de té.

“Entonces Shouko, ¿por qué viniste a la academia?”

No es necesario decir que la seguridad de la academia es bastante estricta. Meterse a hurtadillas con una autómata era un dilema peligroso. Incluso si se meten a escondidas cubiertas por un arte mágica de alto nivel que ocultaba su presencia.

“No podía quedarme tranquila porque estaba preocupada por ti, chico.”

Ella le mostró una mirada insinuante. Sus pechos se estaban presionando entre sí y su cuello era visible seductoramente, haciendo que Raishin se sujetara la nariz.

Un frío instinto asesino que venía de Yaya podía percibirse detrás de él, congelándole la sangre.

“No te burles de mí así. Hay una razón legítima por la que estás aquí, ¿no?”

“Parece que Cannibal Candy es un enemigo más problemático de lo que pensamos.”

“—!”

Parece que había conseguido nueva información. Sentándose un poco más derecho instintivamente, Raishin esperó a que ella continuara. Sin embargo para su irritación, Shouko con tranquilidad sorbió su té, y cambió el tema.

“Sí que armaste un alboroto, chico. Oí que tuviste una pelea con diez autómatas.”

“… Fue un uno a uno al principio.”

“Y luego terminaste sin destruir a ninguno.”

“Destruí algunos. La mitad del trabajo fue de Charl, pero los diez terminaron como chatarra—”

La lente alojada dentro del parche centelló. Él sintió como el ojo lo miraba desde lo profundo como si estuviera enterrado en un barranco sin fondo, y se encontró a sí mismo deteniéndose a mitad de camino.

“No te confundas, chico. Los títeres no son humanos.”

Esas eran palabras severas. Los hombros de Yaya se tensaron ante su agudo comentario.

“Tu ingenuidad bordea la arrogancia. Hasta que no detengas su corazón, un autómata no morirá. Tu acto de compasión podría volverse contra ti y apuñalarte por la espalda algún día. La ambición que tienes no es algo muy fácil que puedas lograr sin ensuciarte las manos. Toma ese sentimentalismo y arrójalo en el pozo más profundo de la tierra.”

“… No puedo cumplir esa orden.”

Sabía que estaba siendo infantil, pero Raishin seguía negándolo con terquedad.

“Los autómatas tienen consciencia de sí mismos. Pueden sentir dolor y placer. Incluso tienen corazón. ¿En qué los hace diferentes de los humanos?”

“Niño tonto… Todavía no entiendes nada, chico.”

Con una pizca de compasión, Shouko habló con frialdad.

“Si matas a un humano, la ley lo clasifica como homicidio— Si destruyes a un autómata, sólo se lo considera como daño a propiedad privada. No importa lo que pienses, chico. Abre tus ojos a la realidad. Hay un abismo que los separa.”

“Aun así, para mí, los autómatas también son humanos. Si detienes el corazón de un autómata, es lo mismo que matar a un humano. No me importa lo que diga la sociedad, eso es lo que significa ser un titiritero para mí.”

“… Sólo empeorará las cosas, ¿sabes?”

“Estoy preparado para eso.”

“Ya veo. En ese caso, intenta aferrarte tanto como puedas a tus principios optimistas.”

Aunque era franca, una sonrisa amable e inesperada apareció en sus labios.

Raishin quedó cautivado con ella. De todos los rostros sonrientes que había visto hasta ahora, este era por mucho, el más lindo.

“Sobre Cannibal Candy.”

Sorbiendo el té, volvió al tema principal.

“Es un enemigo más grande de lo que pensaste que era, chico.”

“¿Más grande…?”

“Los militares pensaron que las personas que desaparecieron podrían proveer alguna pista para conocer la verdadera identidad de Cannibal Candy. Naturalmente, comenzaron rápidamente a investigar sobre las víctimas. Sin embargo—”

“— No hallaron nada.”

“Exactamente. Cerca de veinte chicos y chicas se levantaron y desaparecieron de la faz de la tierra. Cannibal Candy no sólo está devorando muñecas; también se está deshaciendo de los dueños— o posiblemente de sus cadáveres. Debido a eso parece como si de verdad se los estuviera comiendo.”

Esconder un cadáver requiere un esfuerzo agotador. Un gran número de asesinos fueron descubiertos a causa de los problemas para ocultar los cuerpos de sus víctimas. Enterrar los cuerpos dejaba en evidencia la tierra recién removida. Destrozar los cuerpos dejaría una masiva cantidad de manchas de sangre. En primer lugar el sólo mover los cuerpos sería arduo. Mantenerlos vivos y esconderlos sería una opción más fácil—

No obstante, estábamos hablando de una gran cantidad de personas. Que un solo individuo fuera capaz de confinar tantos era impensable.

¿Era por eso que se refirió al enemigo como más grande?

“La academia, la familia real, o incluso el gobierno Británico puede que estén involucrados de alguna manera.”

“… ¿Sospechas que la academia está conspirando con Cannibal Candy?”

“¿A ti no te parece así? La academia está bajo vigilancia de los guardias de seguridad y del comité de disciplina. Si alguien fuera a intentar algo, los dos estratos de protección tomarían medidas drásticas de inmediato.”

Sin embargo, la realidad dictaba que Cannibal Candy seguía prófugo.

Además, tantos estudiantes se habían desvanecido y la causa detrás de sus desapariciones todavía era desconocida.

Si en realidad la academia estaba jalando las cuerdas detrás de todo este asunto, entonces la decepcionante falta de resultados tendría mucho sentido de repente.

Pero eso significaría que el comité disciplinario, la seguridad del campus, e incluso los profesores eran todos enemigos— ¿no?

“No es demasiado tarde para que te laves las manos en este asunto, ¿sabes?”

Por un breve momento, Raishin estuvo fuertemente tentado a tomar ese curso de acción.

Si pretendía no haber notado nada extraño— No era como si la academia fuera a desaparecer si él continuaba viviendo con una ignorancia fingida. Como mucho, el consejo estudiantil sólo lo explotaría.

Raishin tenía un objetivo. Un enemigo que tenía que derrotar a toda costa.

Si fuera a involucrarse innecesariamente con otros asuntos y terminaba muriendo, la única persona a quien podría culpar sería a sí mismo.

Aun así.

“… Hay alguien a quien no puedo abandonar.”

Habiéndose dado cuenta de algo, Raishin lo murmuró en voz alta.

“Ella es una chica impulsiva sin remedio, bárbara, temperamental, y siempre está sola. Aun así, no es una mala persona.”

Sus palabras llegaban de a pedacitos mientras continuaba expresando sus pensamientos.

“Por alguna razón que no conozco, en estos momentos ella está persiguiendo a Cannibal Candy. O posiblemente, puede que ese haya sido su objetivo desde el principio… al menos eso creo. Además, le debo una cuota de gratitud… así que supongo que tengo alguna obligación con ella de alguna forma… ¡Argh, maldición, qué molestia!”

Despeinándose, Raishin levantó su rostro.

Mirando directamente a Shouko a la cara, le dijo.

“Quiero ayudarla.”

“… ¿Olvidaste nuestra apuesta? Apostaste tu vida, chico. Si llegas a marcharte egoístamente y mueres como un perro algún lugar sin mi permiso, nunca te lo perdonaré.”

Raishin apretó los dientes. Shouko tenía razón. Como ella dijo, él no podía marcharse como si nada por cuenta propia. Meterme en peligro de manera innecesaria e imprudente era algo imperdonable. Sin embargo—

Tampoco podía abandonar a Charl.

Al ver la frustración de Raishin, Shouko suspiró.

No era un suspiro de resignación, no era un suspiro para burlarse de él, sólo era un suspiro amable.

“Yaya, ven aquí.”

Yaya se acercó. Shouko puso su mano en su pecho.

Momentáneamente, una onda pasó a través del cuerpo de Yaya.

Raishin no tenía idea de lo que acababa de pasar. No obstante, los ojos de Yaya empezaron a girar y ella comenzó a caer hacia atrás.

“¡Yaya! ¡¿Estás bien?!”

Se apresuró a sostenerla. Los ojos de Yaya seguían girando, pero no estaba herida visiblemente.

Sin darle ni una oportunidad de expresar sus dudas, Shouko siguió imponiendo información sobre él.

“El Kongouriki de Yaya es inigualable— pero aun así, hay algunas cosas a las que no puede enfrentar. Por ejemplo, el circuito mágico de Tyrant Rex, Gram.”

“¿El rayo de luz de Sigmund?”

“Esa no es la descripción más certera sobre cómo funciona. En pocas palabras, la luz es el resultado. Cuando la atmósfera es aniquilada, la luz se produce.”

“¿Sabes qué clase de circuito mágico es ese?”

“Puedo suponerlo vagamente. Es una fórmula secreta que está muy relacionada con cómo funciona el universo. Debido a eso, no hay una medida contra ello. Sin importar lo fuerte que sea el objeto, o cuán espejado sea el objeto, serán ineficaces ante ese arte mágico. Básicamente, mientras tenga forma, será aniquilado. Si Yaya fuera golpeada por eso de frente, moriría.”

Raishin sintió que Yaya se movió ligeramente en sus brazos.

“Una cosa más. Los enemigos naturales de Yaya son el viento y el agua.”

“¿Estados fluidos…?”

“Sí. No importa lo fuerte que sea Yaya, no puede golpear algo que no tiene forma. Ten cuidado cuando enfrentes oponentes con cuerpos no físicos.”

“… De acuerdo.”

Al ver a los dos asentir, Shouko quedó satisfecha.

“Bueno entonces, perdón por quitarte tu tiempo. Ten cuidado.”

“Sí. Vamos, Yaya.”

“¡Entendido!”

Luego de asegurarse de que Yaya estaba en buenas condiciones, Raishin salió corriendo de su habitación.




Página Anterior     *     Página Siguiente

Deja un comentario