Capítulo 3.3

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Un escalofrío corrió por la espina de Raishin.

La voz era apenas más fuerte que un susurro, pero abiertamente hostil. La presencia del enemigo estaba- ¡justo encima de ellos!

Lanzándose hacia adelante, rodó.

Levantando la vista, había un bulto sobre la puerta, y algo negro se encontraba enclaustrado allí.

“… ¿Rabi?”

Era un perro. Lucía como un lobo con orejas puntiagudas.

Komurasaki también se sorprendió, abriendo grandes los ojos.

“El perrito, ¿habló…?”

“Sí, soy un perro. Sí, puedo hablar.”

El perro los miró con frialdad a ambos— no, eso no era correcto. Sus ojos estaban extrañamente cerrados. Sus gruesos párpados estaban cerrados, pero estaba mirando al lugar donde ellos se encontraban como si supiera algo.

“Pero, ese es otro tema totalmente distinto. ¿Saben que los perros son muy territoriales, verdad? Al entrar a mi dominio sin permiso, ¿no deberían al menos tener la cortesía de presentarse mocosos?”

Sonaba como una abuela. Incluso las palabras que eligió eran como de una abuela.

En un instante, Raishin pensó que era similar a Sigmund. Sin embargo, aunque Sigmund también poseía inteligencia, al menos aparentaba ser más joven. A esta perra, por otra parte, parecía no quedarle vida en sí misma, como un viejo en las puertas de la muerte.

Raishin observó detenidamente a la perra— luego hizo una ligera reverencia mientras se presentaba.

“Perdón por eso. Soy Akabane Raishin, y soy de Japón.”

“¡Espera, Raishin!”

Komurasaki entró en pánico. La vieja perra contestó “¿Oh?”, con admiración en su voz.

“Veo que no haces las cosas con descuido, mocoso. Anunciar tu nombre, a pesar de ser un intruso.”

“Bueno, dijiste que era lo más correcto para hacer.”

“Mi inteligencia, así como mi habilidad para hablar está a la par con los humanos. Me pregunto, ¿será eso afortunado o desafortunado para ustedes mocosos?”

“Que seas capaz de hablar hace las cosas más sencillas. ¿Cómo fuiste capaz de detectar nuestra presencia?”

“Qué mocoso atrevido. No sólo tienes agallas para escabullirte, sino que preguntas descaradamente por los secretos de cómo funciona este arte mágico.”

La vieja perra estaba mirando a Raishin entretenida- no, no era así. Sus ojos seguían cerrados. Sin embargo, su nariz apuntaba en la dirección de Komurasaki y Raishin, y su cabeza en un ángulo hacia abajo “como si los estuviera viendo”.

Y entonces, le contestó brevemente.

“Tengo un censor especial dentro de mí.”

“Pero la forma oculta de Komurasaki es perfecta. No deberías ser capaz de ver nuestras sombras, ni escucharnos, ni percibirnos en absoluto.”

“Un censor pasivo puede que sea engañado, pero mi censor es activo.”

“¿Activo?”

Raishin inclinó la cabeza confundido, pero Komurasaki parecía entender. Con nervios empezó a mirar a sus alrededores.

“Parece que la señorita de allí entiende.”

La vieja perra mostró las mandíbulas. Parece que estaba… ¿sonriendo?

“No te preocupes, pequeña. Los cachorros están durmiendo.”

“¿Cachorros? ¿Entonces esos autómatas con forma de perro, son tus hijos?”

“Sólo algunos. Los otros no son míos. Recién mencionaste a Rabi, bueno, soy el prototipo de la serie Garm a la que Rabi— él es mi hijo de carne y sangre por cierto— pertenece.”

“… El circuito mágico Sonic.”

“Oh, estás bien informado. Sí, tenemos el circuito mágico Sonic instalado dentro de nosotros. Lnzamos ondas de sonido, y cuando rebotan sobre ustedes, percibimos los cambios en la longitud de onda, y somos capaces de ver el mundo, así como oírlos.”

Habiendo oído lo que ella dijo, Raishin pensó en algo.

“¿Eres una Bandoll, no?”

“Ese no es un término que puedes soltar así nada más. ¿Qué te hace pensar eso?”

“No siento la presencia de un titiritero cerca. Aun así, eres capaz de usar artes mágicas. Y la manera en que usas tus ojos y orejas también es demasiado realista. Además, dijiste recién que Rabi es tu ‘hijo’. Eso implica que tienes partes vivas dentro de ti. ¿O me equivoco?”

“Hoho, parece que no eres un idiota ordinario…”

Su presencia cambió. Ahora era fría, y con un instinto asesino, habló.

“Hubiera ladrado simplemente una vez, y estarías en grandes problemas. Entonces, ¿qué harás ahora?”

Raishin empezó a reírse.

“… ¿Qué es tan gracioso?”

“Estás exagerando demasiado. Si de verdad quisieras hacerlo, lo habrías hecho hace mucho tiempo.”

“…”

“Por cierto, noté que estuviste hablando en voz baja para que los otros perros no se despertaran por nosotros. ¿Qué pasa con eso?”

“… En serio eres un mocoso descarado. Pero supongo que tienes un poco de cerebro también.”

La vieja perra se estaba riendo con ironía. Entonces habló con franqueza.

“Ya he sido designada para ser descartada. Supongo que es buena o mala suerte, dependiendo de a quién le preguntes. Y encima de eso, ahora estoy prisionera aquí. Ya no tengo ninguna obligación con esas personas que manejan este lugar.”

“¿Descartada? ¿Por qué?”

“Qué pregunta estúpida. ¿No es obvio? Es porque ya no sienten la necesidad de mantenerme. Tal como está, el costo de mantenerme-”

“¡No me jodas!”

Komurasaki retrocedió, sorprendida y asustada ante el estallido de Raishin. La vieja perra también se sorprendió. Sus párpados finalmente se abrieron, y estaba mirando directo a Raishin.

“… Lo siento. La sangre se me subió a la cabeza.”

Sacudiendo la cabeza, él se rió de su propio estallido.

“Creo que soy un poco anticuado. Odio la tendencia actual de llevar la eficiencia, el costo, y las estadísticas en todo. Especialmente odio cuando la gente tratar de asignarle un valor a las seres vivos.”

Los ojos de Komurasaki estaban llenos de pasión. La vieja perra una vez más miró fijamente a Raishin.

Incómodo por ambas miradas, a Raishin de repente se le ocurrió una idea.

“Oye. ¿Te gustaría venir con nosotros?”

“… ¿Qué dijiste?”

“Apuesto que es un bastante tedioso estar encerrada en este lugar pequeño y aburrido. Si nos sigues, creo que podrás librarte de tu aburrimiento, aunque sea sólo por un tiempo. Y además hay una fiesta que comenzará esta noche.”

La vieja perra miró fija e intensamente a Raishin, antes de soltar una pequeña risa.

“Eres un mocosito interesante. ¿Por qué te escabulliste aquí?”

“La verdad es que soy el objetivo de esta chica llamada Frey. Ya trató de asesinarme algunas veces.”

La mirada en su rostro cambió. Mostró los dientes, prácticamente rugió su siguiente oración.

“¿Cuál es el sentido de eso? ¿Qué clase de relación tienes con esa chica- o mejor dicho, por qué esa chica se está comportando de esa manera contigo? ¿Le hiciste algo?”

“A mí también me gustaría saber la respuesta a esa pregunta. Escuché que si venía aquí, podría aprender algo.”

“…”

“Tenemos que volver a la academia esta noche. Así que, si hubiera alguien que nos guiara en los alrededores del lugar, sería muy útil.”

Hubo un breve silencio.

Entonces, ella se levantó. Sus piernas tambaleaban un poco, pero parecía que la vida estaba volviendo a ella. Estaba descansando a dos metros del piso, pero saltó y fácilmente aterrizó junto a ellos. Comparada con otros perros, ella lucía muy fuerte y robusta.

La vieja perra se sentó, y se dirigió su cuello hacia Raishin.

Reforzado con metal, había un fuerte collar alrededor de su cuello. Había una luz blanca azulada que se extendía desde el collar- una cadena mágica, y estaba amarrada a un poste de hierro cercano. Forzadamente quitándole energía mágica para mantener la integridad de la cadena, era un dispositivo para robarle su libertad.

“¿Puedes liberarme de esto?”

Raishin alcanzó el estuche en su cintura y sacó una lima y un serrucho. Como estaban hechos para ser portátiles, eran pequeños y difíciles de usar. Aun así, luego de esforzarse unos minutos, el collar se abrió.

Finalmente libre, la vieja perra caminó hacia la entrada, moviendo la cola ligeramente.

“Síganme. Los guiaré por el orfanato.”

“Eso sería de mucha ayuda.”

“Sin embargo, les advierto. Lo que van a ver es un vistazo al infierno sobre la tierra.”

Su mirada los estaba probando. Una perra negra con tanta intensidad evocaba a una jauría de perros infernales vigilando las puertas del inframundo. Komurasaki se estremeció, pero a Raishin sólo le temblaron los hombros, y rió entre dientes cínicamente.

“Bueno, eso no es algo que me gustaría ver… Pero necesito saber más sobre las circunstancias de Frey.”

“Así que, ¿quieres continuar?”

“Ahora esa es una pregunta estúpida.”

“Bien, entonces vamos. Pero primero, usa tu arte mágico también sobre mí.”

“Entendido… lo que me recuerda, todavía no sabemos tu nombre.”

“Yomi.”

De todas las maneras en que podía llegar a llamarse, tenía el mismo nombre que el río que guiaba a las personas hacia el inframundo, Yomi.

Raishin pensó que su nombre encajaba increíblemente bien con ella.

En breve, se encontraron junto al infierno al que se había referido antes.




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