Capítulo 4.5

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Justo como pensó, había una gran conmoción dentro de los campos de la academia.

Aunque ya era tan tarde, los estudiantes se habían reunido, y se estaban empujando entre sí para poder ver mejor.

En frente de la multitud, una soga colgaba con las palabras ‘No Entrar’, y Raishin pudo ver las figuras los miembros del comité de disciplina ocupándose, iluminados por sus linternas.

Al ver la figura de Félix en medio de la actividad, Raishin saltó la soga.

Reconociendo a Raishin, Félix le sonrió.

“Yo, llegaste más rápido de lo que pensé.”

“Guarda el sarcasmo. ¿Cuál es la situación?”

“Otra autómata fue devorada. ¿Quieres verla?”

Él asintió. Félix le indicó a otro miembro en la escena que sería relevado, y guió a Raishin dentro del jardín.

Por un breve momento el peor de los escenarios destelló por la mente de Raishin.

No podrá ser… No hay manera, no puede ser…

Apresuró el paso. Reprimiendo su necesidad de romper a correr, Raishin siguió a Félix.

Viendo sus pensamientos, Félix habló.

“¿Tu autómata no está contigo esta noche?”

“Es que fui a la ciudad. Podría preguntarte lo mismo—”

De repente, una duda trepó por su mente.

“¿Dónde está tu autómata de todas maneras? Ahora que lo mencionas, nunca lo he visto.”

“Obviamente, dejé al mío en el Locker. Soy un miembro de las Rounds, sabes— con la Fiesta Vespertina tan cerca, si fuera a traerlo conmigo, lo quiera o no estaría expuesto a los ataques de los rufianes como tú.”

Era verdad. Charl había sido atacada por un grupo de diez. Para evitar esa clase de problema, algunos participantes habían optado por la solución más rápida y fácil al no llevar sus autómatas consigo.

“Ya veo. Entonces en lugar de usar el tuyo, planeabas usar la mía.”

“No lo digas de manera tan maliciosa. Bueno, no puedo culparte si quieres pensarlo de esa manera. Para mí, tú eres—”

“¡Raishin!”

Alguien interrumpió desde atrás, dejando las palabras de Félix colgando en el aire.

Una Charl sin aliento cargó contra ellos.

“Félix—”

“Yo, Charl. ¿Fuiste a la ciudad con él?”

Fue brusco. Aunque no le estaba reprochando nada, Charl se avergonzó.

“Espera, no te confundas, yo sólo—”

“Entonces, Raishin. La víctima está por aquí.”

Félix le cortó fríamente, señalando hacia la sombra de un matorral.

Rodeado de algunos miembros del comité disciplinario, una autómata medio destruida yacía horizontalmente en el suelo.

Esta vez, el cuerpo estaba en una pieza. La autómata era del modelo femenino. Una marca indicando que el corazón había sido arrancado estaba presente. Brillando en la herida, el área había sido parcialmente derretida, pero a diferencia de todos los casos hasta ahora, había mantenido su forma considerablemente.

La piel de la autómata era negro azabache— podía concluirse claramente que no se trataba de Yaya.

Ver la cabeza de la autómata extrañamente despertaba un recuerdo.

Directamente en frente de él, había un estudiante llorando mientras se aferraba a los restos. Parece que estaba lamentando su muerte. Al ver su rostro, Raishin finalmente recordó.

Él pertenecía al grupo que había atacado a Charl ayer, el estudiante que estaba controlando a la Ondina. Se preguntaba si esta era la Ondina. El estado del cuerpo era muy distinto de como él la recordaba, y eso lo confundió por un segundo.

Debería haber sido más obvio para él, pero la transparencia del cuerpo era resultado de un arte mágica que convertía el cuerpo en un estado líquido. Por defecto era una construcción resistente, como se esperaba.

Charl miró brevemente al estudiante, perpleja.

Luego con sus ojos ardiendo como fuego feroz, se dio vuelta.

“Espera, Charl.”

Todavía de espaldas, Félix la detuvo con un tono inesperadamente fuerte.

“Creo que sería mejor si dejas de involucrarte con la investigación de Cannibal Candy de ahora en más.”

“¡Pero—!”

“Deja a Cannibal Candy al comité de disciplina. Además—”

Félix volteó a ver a Charl.

Él no tenía su usual sonrisa en el rostro, sino que sus cejas expresaban tristeza.

“Entiendo tus sentimientos. Es desafortunado, pero voy a retirarme con dignidad.”

“Eh—”

“Has elegido a Raishin en vez de mí— eso es lo que decidiste, ¿no es así?”

Charl se tensó por el impacto.

“No, te estás confund—…”

“… Todavía hay trabajo que hacer aquí. Lo siento, ¿pero podría pedirte que te vayas? Y también— no creo que debamos vernos por un tiempo.”

Desalentado se dio vuelta, y se retiró.

Charl palideció como un fantasma, temblando sin parar.

“Qué… Qué debería hacer…”

“Oye, calma.”

“Félix… me… odia…”

“Cálmate. Mira, todo es sólo un gran malentendido—”

“¡Déjame sola!”

Rechazando la mano de Raishin, salió corriendo como si fuera la bala de un arma.

Sus delgados hombros se desvanecieron en la distancia. Raishin sólo podía quedarse con la mirada perdida por el asombro ante su figura desapareciendo. Sin poder creer lo que acababa de ver, Raishin murmuró para sí mismo.

“… No es algo por lo que valga la pena llorar, ¿cierto?”

Sus palabras se las llevó el viento de la noche, desapareciendo como la espuma del océano.




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