Capítulo 12 – El Trauma Común

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Zip zip…

En la base secreta, los insectos volaban alrededor de la lámpara, zumbando— eran los únicos sonidos en esta sala silenciosa.

Tetsudo, Chiriko, y Naruko no hacían ningún sonido. Atsumu se había ido. Jinta y Meiko también se fueron.

¿Jinta se fue con Meiko?

Ya que habían presenciado los movimientos de la vara encendida, una experiencia sin precedentes, ahora creían en la existencia de Meiko.

Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, empezaban a sentirse inseguros. No estaban seguros de si lo que habían visto era auténtico.

“Menma… ¿De verdad está allí afuera?” Naruko comenzó con una voz ligeramente temblorosa. Chiriko respondió, “¿Saben lo que son las alucinaciones masivas?”

“¿Alucinaciones masivas?”

“Como tenemos el mismo trauma, todos vimos lo mismo.”

El mismo trauma— las palabras de Chiriko reconfortaron a Naruko.

Hasta ahora, estaba soportando el dolor por sí sola. Aunque quizás no era exactamente el caso, la parte donde ninguno podía comunicarse, se dio en sincronización por el trauma.

“Quizás… sí. Quizás.”

Habiendo repetido dos veces ‘quizás’, Naruko se calmó.

Eso fue debido a que si en verdad lo creía, entonces eso significaría…

“¿Son idiotas?”

Naruko y Chiriko alzaron sus cabezas de manera abrupta.

“¿Por qué no lo creen? No hay manera de que no sea Menma.”

“Pero, pero…”

“¿No es nuestra oportunidad?”

“Eh…”

Tetsudo mostraba una expresión seria que jamás había aparecido en los recuerdos de las dos chicas.

“Si Menma está aquí, entonces podemos disculparnos con ella por todo. ¿No es grandioso?”

Este pensamiento encajaba increíblemente con el pensamiento que Jinta tuvo ayer— aunque Tetsudo no sabía esto.

“Sí. Disculparnos… sí…”

Naruko se conmovió con las palabras de Tetsudo. Si pudiera disculparse, los sentimientos inevitables con los que ha cargado por tanto tiempo podrían…

“¿Por qué deberíamos disculparnos?”

Chiriko preguntó en calma.

“Tienes que…”

“¿Es tu culpa que Menma esté muerta?”

“!!”

Naruko se quedó sin palabras. No podía refutarla.

“¡¡Basta, Tsuruko!!”

“…”

“No es culpa de nadie. Tampoco es culpa de Anaru. ¡Estás actuando muy extraña! En aquel momento, yo… también hice mi mejor esfuerzo… y… ¡oye, oye!”

Chiriko se fue sin dejarlo terminar. Tetsudo miró a Naruko en pánico.

“Oye, Anaru…”

“Deja de llamarme Anaru.”

Habiendo oído esta respuesta, su corazón se tranquilizó un poco más… pero al momento siguiente, el corazón de Tetsudo empezó a considerar las palabras de Chiriko otra vez.

(¿Por qué deberíamos disculparnos?)

Había muchas cosas por las que quería disculparse. Por mencionar una, el hecho de su muerte.

Pero, por qué deberíamos disculparnos… como Chiriko dijo, no había nada en particular por lo que disculparse.

(¿Qué estoy haciendo?)

Chiriko meditó sin rumbo fijo mientras atravesaba el puente.

¿Quién estaba herido? ¿Y quién lo hirió a él?

(Esta vez, herí a Anjo.)

No, no fui yo. Lo que en verdad la hirió debió ser…

Chiriko creía que la muerte de Meiko era culpa de Naruko— similar al pensamiento de Naruko.

Esto se debía a que este pensamiento era el mismo pensamiento que se había repetido en su corazón numerosas veces.

(Todos debían estar heridos.)

Ella no era la excepción.

Atsumu permanecía en una habitación oscura.

Era una habitación sin decoraciones, un cuarto que daba cuenta del hecho de que Atsumu no tenía ningún pasatiempo. No había juegos, revistas ni nada que a los jóvenes les gustaría. Incluso cosas pertinentes a los intereses adultos estaban ausentes, por ejemplo: CDs de música occidental, montañas de libros de texto.

Pero esta habitación estaba repleta con la persistencia sofocante de Atsumu. Atsumu permaneció en el cuarto, sin pronunciar una palabra ni moverse una pulgada…

¡Bam!

De repente, como alcanzando el límite de su resistencia, Atsumu pateó la silla.

Dobló su cuerpo, apretó los puños, y lanzó golpes a la pared una y otra vez. El dolor puro lo estaba irritando. Quería dolor incluso más severo, dolor que lo dejaría olvidar el dolor en su pecho.

“Quién está bromeando… ¡¡quién está bromeando!!”

No podía aliviar su ira.

La mente de Atsumu estaba llena de la actitud ostentosa de Jinta.

(Quién te crees que eres… no andes bromeando. Eso es algún mecanismo. Sólo es alguna clase de truco que cualquiera puede hacer. ¿Quién te crees que eres? No eres nadie. No eres nadie. No eres nadie. ¡No eres nadie!)

Cada vez que pensaba en él, su sangre parecía hervir.

(¡No calificas para mencionar a Menma!)

Aunque Menma existiera de verdad, ¿por qué él es el único que puede verla?

¿Qué estupidez es esta? Aun si no era un espíritu sino una alucinación de un perro callejero mal de la cabeza, no podía permitir que sucedieran cosas así.

Así es: sólo él no podía ser perdonado. No podía ser perdonado por nada de lo que le ha hecho a Menma. Mientras sus pensamientos lo empujaban a la orilla, Atsumu no podía trazar una línea entre lo que debería hacer y lo que no.

Ya que no podía trazar una línea, abrió la puerta.

Entonces, llamó a ‘Menma’.

“Sal, Menma…”

Era diferente de lo que Jinta había visto, pero quizás era el mismo espíritu de verano que Tetsudo había visto.

“Menma…”

Ligera y gentilmente, la envolvió con sus brazos. Acarició suavemente su fino cabello. Quería pronunciar las palabras de amor, pero no había tiempo suficiente. Sí, el tiempo se estaba acabando.

“Son demasiado miserables como para caer con ese truco. Sin embargo, no los perdonaré. Menma, incluso yo acepté ese sinsentido como una verdad. Esta es la evidencia de que casi te había olvidado…”

Nunca dejaré que te quedes sola otra vez.

Atsumu se decidió: seré tu compañero en la soledad.




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